Bombillas fluorescentes compactas (CFL) y mercurio. El mercurio es un elemento esencial en el funcionamiento de la iluminación fluorescente; permite que las bombillas sean una fuente de luz eficiente. Debido a que las lámparas fluorescentes compactas contienen trazas de mercurio, es importante informarse sobre el uso, el reciclaje y la eliminación adecuados de estos productos.
¿Qué tienen de malo las luces fluorescentes?
Lo malo: Los tubos fluorescentes y las bombillas CFL contienen una pequeña cantidad de gas de mercurio (alrededor de 4 mg), que es tóxico para nuestro sistema nervioso, pulmones y riñones. Mientras las bombillas permanezcan intactas, el gas de mercurio no es una amenaza.
¿Qué hay dentro de un tubo fluorescente?
Una lámpara fluorescente consiste en un tubo de vidrio lleno de una mezcla de vapor de argón y mercurio. … El interior del tubo está recubierto con fósforos, sustancias que absorben la radiación ultravioleta y emiten fluorescencia (reirradian la energía como luz visible).
¿Es peligroso el gas de las luces fluorescentes?
El vapor de mercurio puede absorberse a través de la piel o inhalarse; puede causar daño neurológico a adultos, niños y fetos. Además, los peligros del vapor de mercurio liberado en el medio ambiente no desaparecen con el tiempo.
¿Qué pasa si respiras una bombilla fluorescente?
El mercurio en las lámparas fluorescentes compactas está presente como mercurio elemental (o metálico). Una vez inhalado, el vapor de mercurio puede dañar el sistema nervioso central, los riñones y el hígado Estos efectos tóxicos son la razón por la cual cualquier derrame de mercurio debe manejarse con cuidado, incluido uno que resulte de una rotura de LFC.